El maltrato a los adultos mayores suele ser más frecuente y grave con el paso del tiempo. Sin embargo, menos del 20% de los casos de abuso son reportados. Este es un problema que debe ser tratado socialmente. En todas las sociedades hay adultos mayores en condiciones especiales de vulnerabilidad y que se transforman en grupos de riesgo. Lo que hace necesario el desarrollo de estructuras y marco legales que permitan la provisión de acciones y servicios para responder al problema.
Si bien en la actualidad se ha evidenciado un avance en acciones de la protección de derechos humanos de las personas mayores, igualmente existen una serie de conductas que vienen a poner en riesgo la calidad de vida de estos.
Aunque el problema de los malos tratos hacia las personas de edad no constituye una práctica generalizada en nuestra sociedad, es necesario prestar una mayor atención a determinadas conductas que inducen a estas prácticas, ya sea en el entorno familiar, comunitario e institucional.
La Red Internacional para la Prevención del Maltrato de las Personas Mayores (INPEA) señala que «el maltrato a los ancianos consiste en realizar un acto único o reiterado o dejar de tomar determinadas medidas necesarias, en el contexto de cualquier relación en la que existen expectativas de confianza, y que provocan daño o angustia a una persona mayor».
El maltrato tiene consecuencias en la calidad de vida de las personas mayores, sus diversas formas físicas, verbal, psicológica, sexual y abuso económico, pueden reflejar simple negligencia, pero también acciones intencionadas, ello nos denota comportamientos interpersonales que no se pueden aceptar. Cualquier forma de maltrato, se trata de una violación a los derechos humanos y es una causa importante de lesión, enfermedad pérdida de productividad, aislamiento y desesperación. El estudio “Missing voices-Views of older Persons on Elder Abuse”, indicó que las propias personas mayores perciben el maltrato en tres amplias áreas: “negligencia (aislamiento, abandono y exclusión social); violación (de derechos humanos, legales y médicos) y privación (de oportunidades, decisiones, estatus, dinero y respeto” (OMS, 2006).
En el ámbito de la privación, el maltrato o abuso económico, financiero y patrimonial, reviste relevancia pues este implica “la utilización no autorizada, ilegal o inapropiada de fondos, propiedades o recursos de una persona mayor” (de acuerdo con Rueda & Martin). Asimismo, se agrega que este tipo de abuso, incluye cualquier comportamiento inapropiado, con o sin consentimiento de la persona mayor, “que suponga un beneficio para el abusador o una pérdida de dinero o de otros bienes(….), como racionarle su dinero, exigir dinero por favores o cuidados extra, adueñarse de dinero y pertenencias sin su permiso, sacar dinero de su cuenta bancaria, aliarse con la familia en asuntos monetarios turbios, falsificación de firmas, obligarle a firmar documentos o testamento, uso inapropiado de la tutela o curatela, ocupación del domicilio, usufructo de sus propiedades; obligarle a traspasar sus bienes, etc”.
En el contexto del Día del Adulto Mayor que se celebra en el mes de octubre, y con otra fecha significativa, que es el 15 de octubre, que se conmemora el Día Nacional del Anciano y del Abuelo, es necesario reflexionar sobre cómo podemos garantizar sus derechos y protegerlos como sociedad.
Por: Rosa Villarroel, directora de la carrera de Trabajo Social de la UNAB, sede Viña del Mar.