Un intercambio comunicativo exitoso en el caso de personas mayores con pérdida auditiva depende de varios factores. No basta con tener un audífono o prótesis auditiva con una calibración adecuada sino se desarrollan estrategias comunicativas y se implementan programas grupales de rehabilitación para poner fin a la estigmatización de quienes tienen este problema.
Anthony Marcotti, académico e investigador de la carrera de Fonoaudiología de la Universidad San Sebastián, señala que cuando hay algún grado de pérdida auditiva es esperable que ocurran interrupciones en los turnos de conversación, pero también hay aspectos más sutiles como los cambios en el estilo del habla y adaptaciones para poder comprender como, por ejemplo, fijarse en la boca del interlocutor más que en otro tipo de gestualidad.
El fonoaudiólogo añade que los estilos de conversación también cambian y se vuelven menos informativos y más simples “se omiten detalles, se utilizan palabras claves o imprescindibles para comprender el mensaje y se omite el resto (…) Además, se producen interrupciones constantes a través de sonidos, de las manos o de una expresión social y se eleva la voz incluso en lugares donde no es adecuado hablar tan fuerte”.
Estrategias comunicativas
- Las personas con pérdida auditiva se fijan tanto en la cara como en la boca del interlocutor.
No obstante, hay personas que se cubren la boca con las manos o no miran a la cara al resto cuando hablan, lo que dificulta la comunicación.
- Es clave identificar estos problemas y solicitarle al interlocutor algunas adaptaciones.
- También inciden otros factores como el ruido y la iluminación.
- Hay que realizar cambios ambientales como apagar la radio o televisión, cerrar ventanas en caso de ruido externo o encender las luces para poder ver mejor al otro.
- Es esencial que las personas con pérdida auditiva puedan interactuar con otras que compartan la misma dificultad y así superar el estigma que genera esta condición.
Calidad de vida y adherencia a audífonos
Bajo estas estrategias comunicativas y lingüísticas funciona el programa ACE (Active Communication Education) creado por la Queensland University de Australia y diseñado para utilizarse en entornos comunitarios, como centros de rehabilitación, recintos de atención primaria en salud, juntas de vecinos, centros de atención para personas mayores, etc.
Los beneficios en Chile de este programa fueron evaluados por Anthony Marcotti junto a Sebastián Rivera de la Universidad Santo Tomás, Eduardo Fuentes de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Bernardita Alvear de la Universidad de Chile y Adrián Fuente de la Université de Montréal, Canadá.
A través de un ensayo clínico, se evaluó la funcionalidad auditiva de personas mayores que no utilizaban audífonos o que estaban la espera de este dispositivo y se detectó una mejora considerable al aplicar las estrategias comunicativas, principalmente en la inteligibilidad del habla en presencia de ruido, además de la distinción de sonidos y la localización sonora.
En otro ensayo que efectuó el mismo equipo, pero con personas que utilizaban audífonos entregados a través del GES, se logró que el 68% de los participantes utilizaran estos dispositivos por más de 8 horas al día al terminar el programa ACE.
“La persona que recibió el programa ACE mantiene por al menos 12 meses una mayor probabilidad de ser un usuario exitoso de su audífono. En este periodo, la probabilidad de seguir utilizando el audífono fue 2.6 mayor respecto a quienes no participaron del programa”, comentó Anthony Marcotti. Las personas que participaron del programa también percibieron una mejora en la calidad vida que se mantuvo incluso 1 año después de haber finalizado el programa ACE.
Por eso, el fonoaudiólogo enfatiza que el generar espacios de comunicación en grupo para que las personas mayores con pérdidas auditivas puedan interactuar debería ser algo que también aborde la política pública y no sólo las intervenciones o terapias basadas en audífonos.